29 de mayo de 2013
En la Sala del Piquete del Palacio de Invierno de San Petersburgo se ha
inaugurado una exposición que lleva por título ´La sabiduría de Astrea.
Masonería del siglo XVIII al primer tercio del siglo XIX. Objetos de la
colección del Ermitage´. En la muestra se exhiben cerca de 400 piezas entre las
que figuran auténticos objetos rituales masónicos.
La muestra exhibe objetos del siglo XVIII y XIX.
Fuente: Kommersant
En Rusia, la masonería existe oficialmente
desde la década de 1730. Más tarde, a finales del siglo XVIII, fue prohibida
por la emperatriz Catalina II la Grande hasta que volvió a estar permitida
durante el reinado de su hijo Pablo I.
Por lo menos tres emperadores rusos fueron masones
aunque, a decir verdad, no hay datos oficiales sobre este particular
confirmados por documentos. A fin de cuentas, un zar ruso, ungido por Dios, no
podía ser masón abiertamente.
En la actualidad, el masón Andréi Bogdánov,
presidente de un pequeño partido democrático de Rusia, Gran Maestre y venerable
hermano, llegó a presentar su candidatura en las elecciones presidenciales y
obtuvo un 1,3% de los votos.
La extraña tradición masónica ha continuado en
Rusia después de la larga interrupción que se produjo durante la Unión
Soviética (aunque, dicho sea de paso, algunos investigadores que no se
caracterizan por ser especialmente obsesivos ni estrafalarios consideran que el
mismo poder soviético era la encarnación de la masonería).
La exposición del Ermitage está compuesta
aproximadamente por cuatrocientos objetos: delantales, martillos, brújulas,
libros, imágenes, estrellas, ojos, guantes, espadas. Todos los objetos que
resultan imprescindibles para realizar un ritual masónico.
La exposición no ahonda en explicaciones acerca de
por qué era necesario que todo se desarrollara tras las puertas cerradas de las
logias masónicas ni tampoco en las razones que llevaban a las personas a
ingresar en este grupo, pero ofrece datos sobre personalidades que participaron
en esta institución.
Se sabe que fueron masones activos Pedro III,
Catalina II y Alejandro I. Formaron parte de la institución representantes de
la elite militar como, por ejemplo, los grandes comandantes de las guerras
napoleónicas Alexander Suvórov y Mijaíl Kutuzov.
Las principales ideas de las logias y de las
sociedades secretas estaban relacionadas con la filosofía de la ilustración y
la práctica de la filantropía. Su objetivo principal era hacer que regresara el
¨Siglo de oro de la diosa Astrea¨, el siglo de la justicia universal y de la
legalidad. La exposición, sin embargo, no explica cómo apareció la masonería en
Rusia.
A finales del siglo XVII, Pedro I visitó el paraíso
de la masonería, Ámsterdam, donde se encontró con sir Christopher Wren e Isaac
Newton, famosos masones de la época, y es probable que fuera iniciado en
algunos misterios, o tal vez no.
En algunos detalles arquitectónicos de aquella
época y en algunos objetos como, por ejemplo, la medalla fúnebre del emperador
Pedro I, se pueden distinguir símbolos masónicos, aunque algunos de ellos quizá
sólo sean un tributo a la moda.
“El historiador no
sabe la verdad”
Los masones se dedicaban a obras de caridad y
orquestaban complots. La mitad de los generales de las guerras napoleónicas
eran masones y casi todos los conspiradores importantes y los organizadores de
la insurrección de los Decembristas en 1825 también eran miembros de
esta institución.
No se puede decir que la historia de la masonería
rusa acabara con la derrota de los Decembristas, pero sí llegó a su fin su
periodo más heroico. Perduran los símbolos, los objetos misteriosos, los textos
no menos enigmáticos, las alusiones, los jeroglíficos y un sinfín de leyendas y
de especulaciones.
El Ermitage ha optado por no poner en claro muchas
de estas cosas. Lamentablemente, seguirán siendo un enigma. Aunque quizá sea lo
más honesto: tratar de comprender esta amalgama de cuentos, verdad y
mistificación en el marco de una exposición probablemente sea una tarea
imposible.
La exposición permanecerá abierta al público hasta el 1 de septiembre de
2013.