domingo, 24 de enero de 2010

Aproximación a un Rito cuasi desconocido, el R.E.R



La filiación caballeresca de la Masonería fue enunciada el 21 de marzo de 1736
por el caballero escocés Andrew Michael Ramsay, que pronunció un célebre discurso enParís con el que difundió la leyenda que une la Masonería con la época de las cruzadas.
El sistema de Ramsay, miembro de la Royal Society y preceptor del príncipe
Carlos Estuardo, añadía a los tres grados gremiales los de escocés, novicio y
caballero templario.
Tal fue la influencia de su discurso que, en 1782, había ya más de 400 altos
grados. Ello llevó a que este mismo año masones de toda Europa acudieran a la
localidad de Wilhemsbad a celebrar un convento para aportar cuantos documentos
tuviesen en su poder para examinar la legitimidad estos ritos y de la supuesta filiacióncon el Temple.
El Régimen Escocés Rectificado y por ende el Rito E. Rectificado que pervive en él, se había ido perfilando entre 1774 y 1782 por dos grupos de francmasones de Lyón y Estrasburgo, entre los que sobresale Jean-Baptiste Willermoz.
Respecto a su estructura y simbolismo masónico, las tres fuentes en las que bebe
el Régimen Escocés Rectificado son:
-La Masonería francesa de la época, en la que existía una gran proliferación de
grados, que se estructurarían hacia 1786-1787 en un sistema que llevará el nombre de "Rito francés", sin omitir los diversos grados cuya combinación constituye lo que se llama " el escocismo" sintetizados igualmente por Willermoz.
-El Sistema de Martínez de Pasqually, al que Willermoz reconoció como su
Maestro; es decir, la “Orden de los Caballeros Masones Élus Cohen del Universo".
-Por útlimo, la Estricta Observancia, llamada aún "Masonería rectificada" o
"reformada de Dresde", un sistema alemán en el que el aspecto caballeresco sobresalía sobre masónico, pues se decía no sólo heredero, sino restaurador de la antigua Orden del Temple.
Partiendo de estas fuentes, Willermoz conformó su Sistema o Régimen como
una arquitectura concéntrica organizada en tres "clases" sucesivas, cada vez más
interiores y más secretas.
La “orden interior” es una Orden de caballería cristiana, en ningún modo
asimilable ni a un sistema de los altos grados, ni a los grados filosóficos.
Según las decisiones adoptadas por el Convento de las Galias y confirmadas en
el Convento de Wilhelmsbad de 1782, el Régimen escocés Rectificado se desmarca de
la Estricta Observancia renunciando a una filiación histórica con la Orden del Temple,conservando con ella una filiación espiritual, ilustrada por la adopción, al mismo Convento, de la denominación "Caballeros Bienhechores de la Ciudad Santa". De esta manera se hace referencia a los "pobres caballeros de Cristo" de los orígenes, -no a la Orden rica y poderosa en que sus sucesores se habían convertidos con el paso de ltiempo-.
La Revolución Francesa truncó a partir de 1789 el desarrollo del Régimen
Escocés Rectificado, que desapareció definitivamente de Francia en 1857. En el país galo se impuso el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, que aunque comparte raíces como el escocismo, no está adherido a la mística cristiana.
El depósito de la Tradición pervivió en Suiza, al abrigo del Gran Priorato
Independiente de Helvetia, que había sido fundado en 1779 y es el generador común de todos los Grandes Prioratos existentes en la actualidad. En 1935, el Rectificado volvió a ser practicado en Francia.
En nombre de su filiación espiritual, el Régimen escocés Rectificado reivindica,
al igual que la Orden del Temple, la doble calidad caballeresca y cristiana.
En efecto, el Régimen escocés Rectificado tiene por objetivo confesado el de
mantener y fortificar los principios que están en su origen:
-La fidelidad a los principios cristianos primitivos.
-El apego a los principios y tradiciones, tanto masónicas como caballerescas del
Régimen que se traduce en el estudio del esoterismo cristiano.
-El perfeccionamiento de sí mismo por la práctica de las virtudes cristianas para
vencer sus pasiones, corregir sus faltas y progresar en el camino de la realización
espiritual.
-La práctica constante de una beneficencia activa hacia todos los hombres.
Al igual que los demás ritos que se trabajan en la masonería regular, los
primeros tres primeros grados que conforman el Régimen Escocés Rectificado son los
de Aprendiz, Compañero y Maestro, que constituyen la denominada Masonería Azul.
Sin embargo, este rito ha preservado en su simbolismo los rasgos cristianos de los
antiguos rituales masónicos.
Por eso, desde su fundación, sólo admite cristianos en sus logias. La esencia del
Régimen Escocés Rectificado entronca con uno de los ejes fundamentales del
Cristianismo: el de la imagen y semejanza. El hombre es un ser degradado tras la caída de su estado original glorioso; la iniciación le permite avanzar en su reintegración a su estado primitivo. Una idea de una perfecta ortodoxia que recorre todo el Régimen desde la “Primera Divisa del Primer Grado”: “El hombre es la imagen inmortal de Dios; pero, ¿quién podrá reconocer la belleza de esa imagen si él mismo la desfigura?
De hecho, en la “Fórmula del Juramento” que el candidato al iniciarse masón en
las logias rectificadas se dice que se compromete a ser fiel “a la Santa Religión
Cristiana”.
La Masonería Rectificada participa también de la tradición cristiana de la Regla,
común en las comunidades monásticas y caballerescas, cuyo fin es lograr la abertura al Espíritu mediante la fijación de costumbres y principios aplicables en el marco de la vida cotidiana. Los nueve artículos de la “Regla Masónica al Uso de las Logias Rectificadas” son entregados al nuevo masón tras su iniciación para que su lectura meditada le ayude a penetrar por las vías que le son abiertas.
El cuarto grado del Régimen Escocés Rectificado es el de Maestro Escocés de
San Andrés. En origen, formaba un todo con los tres grados de Aprendiz, Compañero y Maestro, dentro de la Masonería Simbólica. En 1958, con el fin de adecuar la estructura de cuatro grados simbólicos a lo estipulado por las grandes obediencias regulares, que sólo reconocen los tres primeros, se resolvió desgajar este grado y conferirlo en la Cámara Verde.
Se trata de la misma solución adoptada en 1813 en Gran Bretaña, cuando los
antiguos, que también trabajaban cuatro grados, se integraron con los modernos. En su caso, el cuarto grado dio origen al llamado Arco Real, que guarda ciertas similitudes con el de Maestro Escocés de San Andrés.
El grado de Maestro Escocés de San Andrés actua como puente entre el
Simbolismo y la Orden Interior. Este grado recoge la leyenda escocesa, -presente en muchos altos grados de diversos ritos-, que referencia, que tras la destrucción del Temple en 1307, Henry St. Clair, barón de Rosslyn y Gran Maestre de la Masonería Operativa Escocesa, dio cobijo a un numeroso grupo de templarios. El 24 de junio de 1314, día de San Juan, 432 de estos caballeros apoyaron al rey Roberto I de Escocia en la batalla de Bannockburn, en la que las tropas de Eduardo II de Inglaterra fueron derrotadas tras 20 años de anexión inglesa. Como recompensa, Roberto I reconoció oficialmente la Orden de San Andrés del Cardo, patrón y emblema de Escocia, para refugio y transmisión del depósito templario. En 1689, Jacobo II de Inglaterra y VI de Escocia fue acogido en Francia tras la entronización de Guillermo de Nassau. Según las antiguas historias, con
él llegaron los maestros masones operativos relacionados con la Orden de San Andrés del Cardo.
El Régimen Escocés Rectificado se completa con la “Orden Interior” ligada a la
caballería medieval, al hombre que rechaza la corrupción del ambiente y somete su vida a un ideal tras ser armado caballero. El masón rectificado aspira convertirse en señor y sirviente. Señor de su montura, que no es otra que él mismo y los medios a su alcance, y sirviente de las virtudes que ha conocido y estudiado como masón y ahora jurapracticar.
La Orden Interior se compone de dos etapas:
-Escudero Novicio: Esta calidad se concede por ceremonia de investidura. Es es
preparatoria y transitoria; podría llegar a perderse.
-Caballero Bienhechor de la Ciudad Santa: Se confiere mediante ceremonia de
armamento.
Como colofón y reseña final, se reconoce a sí mismo como como un Rito que huye de la cantidad, primando en máximo grado la calidad de sus miembros.

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